La implementación de los Sistemas de Gestión de Energía (SGE) en la minería chilena alcanzó una etapa clave en 2024, marcando un avance significativo en el cumplimiento de la Ley de Eficiencia Energética N° 21.305. Este marco normativo, que clasifica a la gran minería como Consumidor con Capacidad de Gestión de la Energía, establece un estándar más formal para la sostenibilidad energética en el sector.
Durante 2023 y 2024, la gran minería chilena trabajó en la integración de los SGE, los cuales comienzan a generar resultados tangibles en términos de eficiencia energética. Según Juan Peñailillo, gerente general de Negawatt, estos sistemas están en proceso de consolidación, pero su éxito dependerá de cómo se integren a las prácticas de excelencia operacional ya establecidas. Este desafío se ve amplificado por la complejidad de los proyectos mineros, que a menudo dificultan la interrupción de operaciones para realizar mejoras energéticas.
La Ley 21.305 ha sido un catalizador para la gestión energética formalizada en el sector, complementada por presiones globales para reducir emisiones y adoptar fuentes de energía sostenibles. Sin embargo, Peñailillo advierte que los resultados concretos en términos de reducción de consumo podrían tomar varios años en reflejarse plenamente.
Aunque los contratos de energía a largo plazo ofrecen cierta estabilidad a la gran minería, las fluctuaciones en los precios de la energía continúan siendo un desafío significativo. Peñailillo destaca la necesidad de que las decisiones empresariales se fundamenten en criterios de eficiencia y sostenibilidad en lugar de respuestas reactivas a objetivos a corto plazo.
De cara a 2025, el principal reto será consolidar los SGE como una parte integral de las operaciones mineras. Esto requerirá no sólo el fortalecimiento de la gestión energética, sino también la evaluación precisa del impacto de la Ley 21.305 por parte del Ministerio de Energía. Además, se espera un aumento en la inversión en tecnologías que permitan identificar oportunidades de mejora en el desempeño energético y proyectos destinados a la eficiencia.
La minería chilena se encuentra en un momento crucial en su transición hacia operaciones más sostenibles y eficientes, estableciendo las bases para un impacto positivo a largo plazo tanto para la industria como para el país.